viernes, 16 de marzo de 2012

Las flores del mal


LAS FLORES DEL MAL

Autor: Charles Baudelaire

Género: Poesía

Editorial: Cátedra

Colección: Letras Universales









Las flores del mal es una de las obras cumbres del simbolismo y parnasianismo francés que encuentra en Baudelaire a su máximo representante, entre otros grandes como es el caso de Rimbaud o Verlaine.
La verdad, es que desde un primer momento me avisaron acerca de los rumores oscuros que circulaban sobre este libro, pero sin embargo soy una persona que debe primero ver, comprobar y después comentar, y, mis queridos lectores, os aseguro sin ánimo de equivocarme que este libro, al igual que su autor, es un tanto excéntrico y demasiado pretencioso para mi gusto.

La famosa obra de Baudelaire se divide en seis secciones, a saber, Spleen e Ideal, Cuadros parisinos, el vino, las flores del mal, rebelión y la muerte, y alrededor de las mismas, el autor traza un esquema mediante el cual el poeta va vagando por el hastío vital buscando las diferentes vías para escapar del mismo de distintas formas tales como el arte, las mujeres, las drogas o la bebida entre otros muchos.
Mediante este planteamiento, Baudelaire retrata y se burla de sociedad burguesa de la época, criticando su naturaleza materialista y narcisista, por ellos en sus poemas vamos a ver él los centra en temas pocos convencionales y, de alguna forma, marginados por esa sociedad selectista en donde el poeta se siente ahogado y en el más completo aburrimiento (dandismo) por ello recurre a elementos externos tales como la bebida y el hachís, para evadirse de ese aburrimiento o hastío vital.

Sé apreciar la calidad de los escritos del poeta, que son verdaderamente increíbles, pero esta obra no va con mi estilo literario ni moral, porque al adentrarse en las vías de escape, Baudelaire llega a rozar el satanismo en la obra y los cuadros que muestra son demasiado estrambóticos para mi humilde gusto.
Yo me quedo con la frase de Gustavo Adolfo Bécquer: "Lo bueno, si breve, dos veces bueno"

1 comentario:

  1. La máxima que citas no es del sevillano Bécquer, sino del aragonés -¡lo siento!- Baltasar Gracián. Espero que Julio no me crucifique por la rectificación. Saludos cariñosos a ambos.

    ResponderEliminar