PEPE: ¿Qué te pasa, Julie?
JULIE: Nada... Tengo un poco de migraña y creo que me voy a acostar.
PEPE: ¿Estás segura? Te noto... rara.
JULIE: (Arisca) ¿Tanto te importa lo que me pase?
PEPE: Julie, eres mi prometida. Por supuesto que me importa.
JULIE: No sé, Pepe. No sé lo que me pasa. No sé lo que quiero hacer. No sé nada...
PEPE: Julie, yo lo único que quiero es ayudarte, pero para ello necesito saber lo que te pasa.
JULIE: Si de verdad quieres ayudarme, déjame.
PEPE: ¿De verdad me odias, Julie?
JULIE: (Guarda un poco de silencio) Odiar, amar... Son cosas demasiado simples para lo que está pasando.
PEPE: Necesito saber qué es lo que está pasando. (La coge de las manos) Por favor, confía en mí.
JULIE: (Se suelta. Enfadada) ¡Eres la última persona en el mundo en la que podría confiar!
PEPE: ¿Por qué? ¡Dímelo! ¡¿Por qué?!
JULIE: ¡Porque para mí eres un desconocido! ¿Qué es lo que sé de ti? ¿Tu nombre?
PEPE: Sabes que te quiero. Con eso debería ser más que suficiente.
JULIE: ¿Suficiente? (Triste) Pepe, para amar a alguien debes de conocerlo. Me es imposible amar a un desconocido.
PEPE: ¿Desconocido? ¿Eso es lo que soy para ti?
JULIE: Sí, eso.
PEPE: Julie... Yo no puedo pedirte que me ames, pero tampoco puedo permitir que me odies.
JULIE: Es que ni te quiero ni te odio...
PEPE: ¿Entonces?
JULIE: Entonces nada, Pepe. Nada.
PEPE: ¿Cómo que nada, Julie? ¡Dime ya lo que te pasa! ¡No puedo seguir así!
JULIE: (Enérgica) ¿Quiéres saber lo que me pasa? ¡¿Lo quieres saber?!
PEPE: ¡Sí!
JULIE: Pues que le he pegado a mi hermana, ¿Te parece poco? Y todo por ti... ¡Sólo por ti!
PEPE: (Contrariado) Yo no he querido distanciaros, Julie... ¡Yo no quiero que sufras! ¡Yo quiero que seas feliz!
JULIE: Pues olvídame; con eso me harás feliz.
PEPE: No puedo, Julie. ¡No puedo!
JULIE: ¡¿Por qué?!
PEPE: ¡Porque te quiero! Ya está... no hay más.
JULIE: (Se enternece) Pero Pepe, compréndeme... No deseo lo mismo que tú. Deseo ser libre y no estar atada a nadie y a nadie. Y si me caso contigo, no podré ser libre...
PEPE: Julie, yo...
(Entra Adele)
ADELE: ¿Qué estás haciendo, Julie? ¿Otra vez con Pepe?
JULIE: Adele, perdóname. Yo...
ADELE: Tú, nada. Tú siempre igual. Eres tan falsa, hermana...
PEPE: ¡Basta, Adele! ¿Por qué te comportas así con tu hermana?
ADELE: ¿Con mi hermana? Una hermana no hace lo que ella me ha hecho...
PEPE: ¿Me puedes decir lo que te ha hecho?
ADELE: ¡Robarme a mi amor!
JULIE: (Irónica) ¿A tu amor?
ADELE: ¡Sí, a mi amor! ¡Porque amo a Pepe!
PEPE: (Asombrado) Adele... yo... no sé qué decir...
ADELE: Di lo que quiero oír.
PEPE: Pero lo que tú quieres oír no es lo que yo siento.
JULIE: Me temo que yo también tengo que sincerarme contigo, Pepe.
PEPE: No hace falta que digas lo que sientes. Y, créeme, me duele. Pero aún me duele más que no pueda hacer nada.
JULIE: Pepe...
(Entra Charles)
CHARLES: Pepe, ¿Has visto a la inspectora Adler por alguna parte? No la encuentro por ningún lado...
PEPE: No, no la he visto. Aunque... Charles, tengo que hablar contigo.
CHARLES: (Como asustado) Pepe, ¿Ha pasado algo? Me estás asustando...
PEPE: No te preocupes, pero... (Se dirige a las chicas) me gustaría hablar con él a solas.
(Salen Adele y Julie)
PEPE: Charles, ya sé quién es el asesino.
CHARLES: ¿En serio, Pepe? ¿Estás seguro?
PEPE: Sí, estoy seguro. Y necesito tu ayuda para poder tenderle una trampa y poder atraparlo.
CHARLES: Vale, Pepe, pero no sé cómo te puedo ayudar.
PEPE: Eres fuerte e inteligente. Creo que, si colaboramos, podremos atraparlo.
CHARLES: De acuerdo. ¿Cómo? ¿Cómo lo hizo el asesino?
PEPE: Trevor Bellingham fue asesinado durante el té.
CHARLES: ¿Durante el té? ¡Es imposible! No había arma; nada con lo que matarle de forma discreta... Creo que te estás equivocando.
PEPE: No, te lo puedo asegurar; el arma sigue aún en el cuerpo de Trevor.
CHARLES: ¿Cómo?
PEPE: Si quieres comprobarlo, mira sus uñas.
(Charles y Pepe se acercan al cuerpo de Trevor y le cogen una mano para mirar sus uñas)
PEPE: Mira las manchas azules que están en sus uñas. Estas manchas son de un veneno de acción rápida que actúa potenciando el ritmo cardiaco y dando como resultado un desbordamiento de sangre que inunda el cuerpo... y lo mata.
CHARLES: Dios... ¿No es demasiado... raro, Pepe?
PEPE: Es la única respuesta posible que he podido encontrar. Pero la cosa no acaba aquí...
CHARLES: Tienes razón. ¿Cómo hizo el asesino para que Trevor fuese al baño?
PEPE: Tengo dos hipótesis. Una: el asesino puso algún tipo de laxante en la comida. Y dos: que tu padre estuviese enfermo del vientre cuando vino a esta casa. Esto último justificaría que, desde que llegásteis, vuestra institutriz Marylin estuviera insinuando que le dolía el culo y cosas así.
CHARLES: Entiendo. Entonces, tendría que ser un Bellingham quien asesinó a mi padre. ¿Te das cuenta de lo que estás diciendo? Estás diciéndome que un miembro de mi familia ha matado a Trevor. ¡Es una completa locura!
PEPE: Aunque no lo creas, me cuesta aceptar todo esto, amigo. Sé que ahora mismo estás pensando que todo lo que te he dicho son solo tonterías sin sentido, pero, créeme, no te estoy mintiendo. Y con esto te lo voy a demostrar.
CHARLES: (Exasperado) ¿Con qué, Pepe?
PEPE: Con la pista que nos dejó la inspectora Adler.
CHARLES: ¿La inspectora? ¿Pero no había desaparecido?
PEPE: Sí, por supuesto que ha desaparecido, y no sé dónde se puede encontrar. Pero, de todas formas, ella nos dejó dos mensajes para poder resolver el crimen: la sábana y las cartas.
(Charles se queda en silencio, y Pepe coge aire para comenzar a hablar)
PEPE: Lo primero, la sábana. En ella están pintadas las letras R.E.X., que si transcribimos al latín nos da REX, o en español, "rey". Por otro lado, en la baraja de cartas faltaban el As, el 2, el 5 y la K de picas. Normalmente, la pica se relaciona con la espada, y la espada, a su vez, con un arma de muerte, osease, con el asesino.
CHARLES: Entiendo. Entonces... ¿Quién es el asesino?
PEPE: (Guarda un momento de silencio) Charles... el asesino... eres tú.
CHARLES: (Reacciona con tranquilidad, metiéndose las manos en los bolsillos) Venga, Pepe... no digas tonterías. ¿Cómo iba a matar yo a mi propio padre?
(Pepe se queda en silencio)
CHARLES: Pepe, no te quedes callado. Me acabas de acusar de algo muy grave, y sin pruebas. No me esperaba esto de ti.
PEPE: El sentimiento es recíproco, Charles. Como te dije antes, las cartas me dieron la respuesta. La K, el rey... ésa es la clave de todo. El As, el 2 y el 5 hacen referencia a tres reyes que tuvieron gran importancia y el mismo nombre: Carlos, o en inglés, Charles.
CHARLES: ¡Qué tontería! No haces más que decir... barbaridades sin sentido. Voy a llamar a la policía, Pepe... Esto no me está gustando nada de nada.
(Charles hace el amago de irse, pero Pepe lo detiene)
PEPE: ¡Alto! No pienso permitir que escapes, Charles.
CHARLES: ¡No pienso escapar, porque no he hecho nada! Y si tú piensas que he matado a mi padre, dame pruebas... no conjeturas.
PEPE: Charles, tengo esa prueba.
CHARLES: ¿Qué?
PEPE: La prueba es el cuerpo de tu padre. En la nariz se ven signos de haberla limpiado, seguramente con algún pañuelo. Sé que ese pañuelo lo habrás desechado, para que no lo encontremos, pero... ¿Dónde está tu chaqueta, Charles?
(Charles empieza a recular)
PEPE: Tu chaqueta desapareció cuando el cuerpo de tu padre apareció en el salón, por lo que estoy seguro de que cuando trajiste a tu padre del baño al salón parab que pudiésemos encontrárlo, un poco de la sangre se escapó de su nariz y cayó en tu chaqueta. ¡Esa es la prueba definitiva!
CHARLES: (Suspira) Eres muy inteligente, Pepe. Sí, maté a Trevor, y no me arrepiento de haberlo hecho. PEPE: ¿Por qué lo hiciste, Charles?
CHARLES: ¿No habrías hecho tú lo mismo?
PEPE: ¿Matar a mi padre? ¡Jamás!
CHARLES: ¿Ni por amor?
PEPE: Por amor...
CHARLES: Sí, por amor. Conocí a Yareni en el Yucatán, y tras un tiempo, decidí proponerle que se casara conmigo por el rito occidental. Sin embargo, Trevor no lo aceptó, y me desheredó, pasando a ser Julie la primogénita. Así que, si mataba a Trevor, la boda de mi hermana se suspendería y yo volvería a ser el heredero, además de que podría casarme libremente con Yareni. Pepe... ¿Acaso he hecho algo malo? Sólo he seguido a mi corazón... sólo eso.
PEPE: Charles, sé que lo que has hecho ha sido por amor, pero has cometido un crimen y debes de pagar.
CHARLES: ¿Crimen? Perdona, Pepe... pero lo que he hecho ha sido unn acto del corazón. Y no te preocupes, que nadie me va a detener... eso tenlo por seguro.
PEPE: ¿Cómo que nadie te va a detener?
CHARLES: (Cambia a un tono lunático) Yo no veo a la inspectora por ningún lado. Ah, verdad... que cuando estaba investigando el cuerpo de Trevor... boom... y ahí se quedó... pobre chica.
PEPE: Charles... ¿Qué le has hecho a la inspectora?
CHARLES: Simplemente, se metió donde no debía.
PEPE: Dime que no es verdad...
CHARLES: Sabía demasiado, Pepe. Es comprensible que lo haya hecho.
(Pepe se acerca a Charles para detenerlo, pero el inglés saca una pistola y apunta al pecho de Pepe)
CHARLES: Lo siento, Pepe, pero no me puedo arriesgar a que el compromiso de mi hermana se realice. Lo siento.
PEPE: ¿De verdad piensas matarme?
CHARLES: Sí.
(Charles dispara. Pepe cae al suelo)
CHARLES: Julie, ya eres libre. Yareni, ya estoy allí.
(Entra la inspectora con otra pistola)
CHARLES: ¿Tú qué haces aquí? Creí que te había...
IRENE: Matado, ¿No? Parece que tu plan no ha salido como esperabas.
CHARLES: Todavía puedo arreglarlo.
(Charles apunta a Irene a la cabeza, pero la inspectora le dispara antes, y éste cae al suelo)
IRENE: Qué forma de arruinarte la vida, Charles...
(Entran todos los personajes, y al ver los tres cadáveres, lloran y se lamentan)
IRENE: Jill, nuestro trabajo aquí ha terminado; podemos irnos.
JILL: Sí, inspectora.
IRENE: Adiós, Pepe Mendoza.
(Salen las policías. Rogelia se va al centro del escenario)
ROGELIA: ¡Maldita la hora en que los ingleses vinieron a esta casa! ¡Eufrasio, por Dios, espérame en el cielo y cuida de nuestro hijo hasta que me llegue la hora!
(Rogelia sale, y Margaret se va al centro del escenario)
MARGARET: Maldita libertad que me ha costado la muerte de mi hijo. ¡Sí, soy libre! Pero estoy muerta...
(Sale Margaret. Carmen, al centro)
CARMEN: Sola con mi madre. ¿Qué mayor condena que esa? ¿Acabaré igual que ella? Mi última esperanza es que no sea así...
(Carmen sale. Marylin, al centro)
MARYLIN: Mi pobre señorito, no era mala persona. Ahora está con su padre. Es verdad lo que dicen: por amor se hace cualquier cosa.
(Marylin sale. Las sirvientas, al centro)
EUSEBIA: ¡Ay, Señó del Gran Podé! Las desgracias que pasan en esta casa...
BERNARDA: Deja en paz el Señó del Gran Podé, que Él no puede hacer nada... Sólo mirar...
(Salen las sirvientas. Alis, al centro)
ALIS: Pobre Trevor. Podríamos haber sido muy felices juntos. Me lo imagino, y no sé qué me entra por el cuerpo. ¿Y ahora? ¿Qué hago yo?
(Alis sale. Manoli, al centro)
MANOLI: Bernarda no me ha dado todavía mi juguete... voy a por ella.
(Manoli sale. Adele, al centro)
ADELE: Mi vida no tiene sentido. Y ahora... ¿Qué hago? Mi padre, muerto... y mi hermano, también. Y to aqui, sola... (Ríe de forma alocada) ¿Esto es lo que me tiene preparado el destino? Pues que venga... ¡Que venga!
(Adele sale. Julie, al escenario)
JULIE: Hermano... ¿Por qué lo has hecho? ¿Es éste el resultado del verdaero amor? ¿Es necesario morir para amar de verdad? Entonces... ¿Pepe me amaba de verdad? Qué asco de vida, y qué plácida es la muerte.
(Sale Julie)
FIN DE LA OBRA
Clap, clap, clap. Estoy segura de que algún día serás un gran escritor. Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias, pero deberías cambiar el número de tu forma verbal, y decir "seréis", pues la obra está escrita conjuntamente por José Ignacio y por mí.
ResponderEliminarSaludos.
Perdón, perdón...SERÉIS!!
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