viernes, 3 de febrero de 2012

Escena 4 La bella y el ángel


(Se encuentran en el salón Lola bastante apenada y su madre, María)
- MARÍA: (Repasando un álbum) ¿Te acuerdas de esta foto? Te la hicimos en tu sexto cumpleaños, estabas tan mona con ese vestidito.
- LOLA: Sí… me acuerdo de esto. Aquí fue cuando el primo Pablo me lleno toda de agua con la manguera del patio y me puse a llorar sin parar…
- MARÍA: ¿Y no te acuerdas que después de eso cogiste todos los muñecos de tu primo y se los rompiste?
- LOLA: ¿Qué querías que hiciese? El enano ese siempre estaba dando por saco… alguien debía de ponerle los puntos sobre las íes.
- MARÍA: Ya. Siempre has sido igual…
- LOLA: Lo sé.
- MARÍA: Pero de lo que siempre me acuerdo es que pasase lo que pasase siempre mostrabas una sonrisa de oreja a oreja cada vez que te preguntaban acerca de cómo estabas. Lola, dime la verdad por favor.
- LOLA: ¿Qué pasa mamá?
- MARÍA: Te veo muy apagada… como si te faltase la vida. Te conozco y sé que me vas a decir que estás con un resfriado o alguna enfermedad por el estilo, pero sé que te pasa algo y quiero que como madre tuya que soy confíes en mí y me lo cuentes.
- LOLA: Mamá de verdad no te preocupes, solo es una mala racha… ya está.
- MARÍA: ¿Os ha pasado algo a Enrique y a ti?
- LOLA: No mamá… de verdad no te preocupes, tú sabes que a veces las parejas tienen una discusión por cualquier tontería y después se reconcilian como si nada hubiera sucedido…
- MARÍA: Lola, soy tu madre y como tal te conozco mejor que nadie en este mundo y sé de seguro que te ha pasado algo, y no es cualquier tontería. Por favor hija cuéntamelo.
- LOLA: Vale mamá pero de esto no se puede enterar Enrique por favor…
- MARÍA: Te lo juro.
- LOLA: El otro día Enrique vino muy enfadado del trabajo y yo vine bastante tarde a casa porque… bueno eso es otro tema, el caso es que empezamos a discutir como nunca antes lo habíamos hecho y fue entonces cuando…
(Enrique llega de trabajar decaído y triste)
- ENRIQUE: Hola María ¿Cuánto tiempo no?
- MARÍA: Sí hijo, demasiado diría yo…
- ENRIQUE: Bueno me voy a acostar que sinceramente hoy vengo destrozado.
- LOLA: Cariño, ¿No me saludas? Dame la chaqueta y espera un poquitín que te caliento la comida en un santiamén …
- ENRIQUE: Lola por favor déjame, no tengo ganas de nada…
- LOLA: ¿Se puede saber qué te pasa? Confía en mí por favor.
- ENRIQUE: ¿Quieres saber lo que me pasa? ¡Qué me han despedido coño! ¡Eso es lo que me pasa!
- MARÍA: Enrique, no contestes así a mi hija que ella lo único que quería era saber cómo te encontrabas.
- LOLA: Enrique no te preocupes mi amor, si mañana no encuentras trabajo lo encontrarás pasado y si no pasado mañana, lo importante es que estamos juntos en esto y que nada ni nadie nos va a separar (Intenta abrazarlo pero Enrique la evade)
- ENRIQUE: No quiero tus abrazos mujer. Y usted (Dirigiéndose a María) métase en sus asuntos ¿Quiere? Y otra cosa, Lola parece que me estás recriminando que nunca voy a encontrar trabajo, y eso me ha dolido muchísimo ya que he trabajado muy duro para que podamos vivir bien y tengamos una vida mejor que la de los demás, ¿Es que eso no es suficiente para ti o qué?
- LOLA: ¿Recriminando el qué? Enrique lo único que quiero es que estés conmigo, solo eso, no quiero un coche lujoso, o una casa grandiosa, solo quiero estar contigo… pero parece que no te das cuenta.
- ENRIQUE: ¡Cállate! (Alza la mano y le pega una segunda torta que la cae al suelo)
- MARÍA: ¡Lola! ¿Qué le has hecho a mi hija hijo de…?
- ENRIQUE: Un hombre le tiene que enseñar a su mujer su sitio, ya que tiene que aprender cual es su posición en todo esto y que puede hacer y que no puede hacer. ¿O acaso su marido nunca le había puesto una mano encima?
- MARÍA: (Se queda pensativa) Eran otros tiempos… ¡Pero no eres nadie para pegarle a mi hija!
- ENRIQUE: Perdone señora, soy su marido y tengo la suficiente potestad para hacerlo si quiero. Pueden que los tiempos cambien pero las reglas son las mismas, le guste o no.
- MARÍA: No te voy a dejar que hagas lo que quieras con mi hija. Ahora mismo me la llevo y…
- LOLA: Mamá, cállate y vete.
- MARÍA: ¡No me voy! ¡No te voy a dejar con este… monstruo!
- LOLA: (Se levanta) Mamá te he dicho que te vayas, por favor.
- MARÍA: Escúchame, si te vuelve a poner una mano encima llámame que vengo y…y…
- ENRIQUE: ¿Y qué?
- MARÍA: (Acercándose a Enrique) ¡Te mato! ¿Te has enterado? ¡Te mato!
- LOLA: Enrique, déjala que se vaya.
- ENRIQUE: No soy capaz de hacerle nada a una señora mayor.
- MARÍA: Adiós cariño. (Dirigiéndose a Enrique) Te arrepentirás, te lo aseguro.
- LOLA: Adiós mamá.
(María se va del salón)
- LOLA: ¿Por qué has contestado a mi madre de esa forma?
- ENRIQUE: ¿Quién es tu madre para meterse en nuestros asuntos? Una pareja es cosa de dos, no de dos y tu madre.
- LOLA: Mi madre tiene todo el derecho del mundo a entrar en esta casa y a estar aquí el tiempo que a ella le venga en gana.
- ENRIQUE: Te dije que no me contestases, o es que te lo tengo que volver a repetir.
- LOLA: ¿Me estás amenazando Enrique?
- ENRIQUE: No. Te estoy diciendo lo que hay, si te gusta bien, si no, también, y tu madre no va a entrar más aquí porque no quiero y se ha acabado.
- LOLA: ¡No eres nadie para mandar en mi vida o en la vida de mis seres queridos! ¿Te enteras?
- ENRIQUE: Me estás calentando Lola, y ya sabes lo que hay después… así que contéstame a una cosita: ¿Qué coño hace aquí tu madre? Las tareas del hogar las haces tú y yo me deslomo trabajando, así que explícame cual es su función por favor.
- LOLA: ¡Mi madre está aquí para estar conmigo y… para protegerme de un monstruo como tú!
- ENRIQUE: ¡Repítelo si tienes cojones!
- LOLA: ¡Monstruo!
(Enrique levanta la mano para volver a pegarle a Lola, pero ella la para)
- LOLA: Me juraste ayer que nunca más me volverías a pegar, que únicamente había sido un desliz… pero con esta hubiera sido la tercera torta… Enrique por favor reacciona, tú no eres así… tú…
- ENRIQUE: (Se quita a Lola de encima y le da la torta y la cae al suelo) Lola, tú no me conoces. No sabes nada sobre mí, tú para mí eres como una niña pequeña ya que te tengo que enseñar que a los mayores no se les contesta, y menos al ser que más te quiere en este mundo, que soy yo. Tienes que comprenderlo Lola, esto lo hago por tú bien… que digo por nuestro bien.
- LOLA: Enrique… te quiero…
(Enrique comienza a darle una paliza brutal a Lola, detrás del sofá para que el público no lo vea)
- ENRIQUE: Espero que no tengamos que volverlo a repetir nunca más. Ahora me voy a descansar, te espero en la cama cuando hayas recapacitado acerca de todo lo que tienes que cambiar. Hasta mañana.
(Enrique se va de la sala y Lola se vuelve a sentar en sofá, se ven signos de haber sido apaleada brutalmente, sus brazos están temblorosos, apenas los puede mover, y le cuesta andar hasta el sofá)
- LOLA: Siempre me he enorgullecido de ser una mujer fuerte y de nunca echarme atrás ante nada ni nadie. Mi marido, aquella que es la persona a la que más amo en este mundo me acaba de pegar dando una serie de argumentos que no los entiendo. Tengo miedo, me siento muy sola. Cada golpe que me ha dado lo he sentido como si me estuviesen arrancado una parte de mi alma sin poder hacer nada… totalmente impotente… Dios mío, por favor ayúdame, dame el valor de seguir adelante, dame la fuerza para poder vencer los tormentos de mi alma… por favor Dios mío ayúdame.
(Nuevamente vuelve a ocurrir el juego de luces y se escucha al fondo el aleteo, de repente cuando la luz vuelve un ser vestido de blanco se encuentra al lado de Lola)
- GABRIEL: ¿Por qué lloras?
- LOLA: Perdona… ¿Quién eres tú?
- GABRIEL: Eso ahora mismo no importa, dime ¿Por qué lloras?
- LOLA: Es muy difícil de explicar.
- GABRIEL: Y aún así todavía no me has contestado, mira que eres testaruda.
- LOLA: Pues un poco (Se ríe) La verdad es que mi marido desde hace unos días ha comenzado a contestarme… solo eso.
- GABRIEL: (La mira) Los moratones no se hacen con palabras.
- LOLA: Pero duelen mucho más.
- GABRIEL: Eres una mujer muy fuerte Lola.
- LOLA: ¿Cómo sabes quién soy?
- GABRIEL: Simplemente te conozco, ya está.
- LOLA: Pero…
- GABRIEL: Lola escúchame, estoy aquí por una razón muy específica, tienes que ser fuerte y luchar en contra de tu marido. Recuerda que no estás sola, tienes a tu familia, a tus amigas, y me tienes a mí.
- LOLA: Me estás tratando como si me conociera de toda la vida y eres un desconocido para mí, no sé ni tu nombre…
- GABRIEL: Llámame Gabriel.
- LOLA: Gracias Gabriel, parece que entiendes por lo que estoy pasando.
- GABRIEL: Lola me tengo que ir, pero recuerda que siempre estaré al lado tuya, aunque no me veas.
- LOLA: ¿Pero qué…? Bueno de todas formas, ¿Cómo sé que puedo confiar en ti?
- GABRIEL: Lola… tú misma me has llamado.
- LOLA: Gabriel espera…
(Gabriel se va de escena y Lola se empieza a quedar dormida)
- LOLA: Me está empezando a entrar sueño…
(Lola se va de escena)

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