El edificio que lo alberga fue construido con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929 como Pabellón de Bellas Artes.
El Museo contiene obras históricas de gran valor, situándolo entre uno de los mejores de España. Las colecciones más abundantes son las romanas provenientes de sus yacimientos cercanos de Itálica y Écija.
Posee dos plantas, divididas en Salas según la época y cultura, conteniendo objetos desde la época prehistórica hasta la Edad Media.
Se aconseja un recorrido en orden cronológico, comenzando en la planta baja con las salas correspondientes al Paleolítico y Edad de Bronce, Cultura Tartésica e Iberoturdetana. Luego sigue el recorrido en la planta principal, con las salas correspondientes al Período Romano, Antigüedad Tardía y finalmente la Edad Media y Moderna. Todo el recorrido puede llevarle alrededor de dos horas.
Los objetos de mayor valor son el “Tesoro del Carambolo”, perteneciente a la civilización de Tartessos, del cual se exhibe un réplica, y el Tesoro del Cortijo de Ebora.
la Venus de Santiponce,
Diana, Trajano y la cabeza de la Diosa Hispania, además de numerosos mosaicos romanos, dando testimonio de la epoca, pertenecientes a Santiponce e Itálica.
Haciendo mi valoración personal, he de decir que me encanta este museo. Quizás algunas salas me parecieron aburridas, pero por el simple hecho de que soy un iconista puro, y aquellas en las que sólo había tinajas y trozos de cerámica pues no eran de mi interés, aunque entiendo que haya gente a la que este tipo de salas si les guste. La estatua que más me impactó fue la de Mercurio, pues es perfecta, y deja entrever todas las características del arte clásico. Algo que también me gustó muchísimo fueron los mosaicos, como el de la imagen de arriba, que os aseguro que en persona impresionan muchísimo más que por fotos.
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