(Con el telón bajado, se oye un frito de un hombre. A continuación, se abre el telón y se ve la siguiente escena: Trevor está tendido en el suelo, sin vida, con la chaqueta de Charles tapándole la cara, rodeado de todos los personajes. En primera fila, Margaret, consolada por Adele; Charles [sin la chaqueta] y Julie. Detrás, la familia Mendoza al completo.)
MARGARET: (Llorando) ¡Dios! ¿Por qué me has hecho esto?
ROGELIA: No te preocupes, "Margarete", seguro que ahora está con gente que lo quiere, como mi Eufrasio...
MARGARET: ¿Cómo el señor Eufrasio?
ROGELIA: Eh... mi padre también se llamaba... se llamaba Eufrasio; nombre común en ésta, nuestra familia. Pero tú no te preocupes, que lo peor ha pasado ya.
MARGARET: ¡Pero es que no me lo explico! ¿Por qué nos ha pasado esto a nosotros?
(Entra Manoli, con un zapato en la mano, perseguida por Bernarda)
BERNARDA: ¡Joía fea! ¡Trae pa cá el zapato!
MANOLI: ¡Que me dehe!
(Aparece Eusebia, sin un zapato, cojeando)
EUSEBIA: ¡Ay, ay! ¡Cualquier día me la cargo! Ésta no pasa de Navidad, por mi mare que no.
BERNARDA: ¡Niña! ¡Que eres más repetía que los pimientos asaos!
MANOLI: Jó, que zoy muy zenzible...
(Manoli se percata de que todo el mundo está callado. Se acerca al borde del escenario y se dirige al público)
MANOLI: ¿Qué eztá pazando? ¿Por qué éztaiz todoz calladoz?
BERNARDA: (La coge de los pelos) ¡Fea! ¿Qué haces?
MANOLI: Nada, zólo eztaba...
BERNARDA: (Señala el cadáver) ¡Mira!
EUSEBIA: Señora Rogelia, ¿Qué le ha pasao a éste hombre, Señó del Gran Podé?
ROGELIA: (Enfadada, se acerca a las sirvientas) Vamos a vé, ¿Se puede saber qué estábais haciendo? Este hombre aquí de cuerpo presente y vosotras jugando con la subnormal ésta. Ya he llamao a la policía y tenéis que estar aquí para abrirle.
SIRVIENTAS: Sí, señora.
(Las sirvientas empiezan a cuchichear entre sí)
CHARLES: Madre, por favor, tranquilícese, que ya no va a arreglar nada...
MARGARET: Déjame, hijo... (Le vuelve la cara) Tu hermana Julie te necesita más que yo.
ADELE: Charles, no te preocupes, que yo me quedo con ella. Ve tú con la hermana.
MARGARET: ¡No! ¡Dejadme sola con él!
(Charles mira a Adele, y ésta le devuelve la mirada)
ADELE: Como quiera, madre.
(Suena la puerta. Bernarda va a abrir y aparecen dos mujeres vestidas de policía. Van directas al cuerpo, ante la sorpresa de todos. Se agacha, le quita la chaqueta un momento y lo vuelve a tapar)
IRENE: Apunta, Jill. La víctima presenta rígor mortis, por tanto hace varias horas que falleció. Presenta signos de una hemorragia nasal grave y, bueno, esto último me lo guardo para mí.
JILL: De acuerdo, inspectora.
CHARLES: Disculpen, señoritas, ¿Quiénes son ustedes y qué es lo que están haciendo?
IRENE: Me llamo Irene Adler, soy inspectora de policía y llevo este caso.
PEPE: Pero, ¿Cómo sabe lo que ha pasado?
IRENE: Yo no tengo por qué dar explicaciones de mi trabajo.
CHARLES: Vamos a ver, inspectora...
IRENE: Os advierto que este hombre no ha muerto por causas naturales; alguien lo ha asesinado, y está en esta sala. Y os apuedo asegurar que no descansaré hasta encontrar al asesino.
(Todos se sorprenden y cuchichean entre sí)
CHARLES: Si es cierto lo que usted dice, inspectora, todos deseamos que encuentre al asesino...
IRENE: Sí, sí, pero déjate de tonterías, por favor. Trasladen el cuerpo a otra habitación.
MARGARET: ¿Por qué? No, por favor, déjeme estar con...
IRENE: ¡YA! He dado una orden, y si no la cumplen incurrirán en un delito de desobediencia policial. (Con énfasis) Trasladen el cadáver... ya.
ROGELIA: Inspectora, me preocupa el olor que pueda haber en la casa por el fiambre, digo... por el cadasver.
IRENE: No se preocupe, señora, no me llevará mucho tiempo encontrar al asesino. Pero antes de todo, me gustaría saber qué estaban haciendo cuando el crimen ocurrió. Primero usted (Señala a Margaret) ¿Qué estaba haciendo esta noche?
MARGARET: Yo estive esperando a mi marido en la habitación, pero al ver que no volvía, bajé a buscarlo y lo encontré aquí, muerto... frío como el hielo... (Llora)
IRENE: Espero que esté tomando nota, Jill.
JILL: No lo dude, inspectora; no me falta ningún detalle.
IRENE: Vale... ¿Y usted? (Señala a Adele)
ADELE: Yo estaba dormida, pensando en... bueno, en cosas personales.
IRENE: Usted, señorita (Señala a Julie)
JULIE: Yo no he podido dormir en toda la noche. Escuché algunos ruidos, pero pensé que era el servicio. No pensé que mi padre...
IRENE: Vale, vale... ¿Y usted? (Señala a Charles)
CHARLES: Yo estaba revisando los planos de mi excavación en el Yucatán, y al igual que mi hermana, oí extraños ruidos. Pero en la vida pensé que fuera mi padre...
IRENE: Y me queda la institutriz, ¿No?
MARYLIN: Sí, sí, sí. Yo estuve toda la noche esperando a mi señor en el baño, pero como no salía, me quedé dormida. Y luego... me despertaron los gritos de la señora Margaret en el salón. Pobre señor, vivió toda su vida pegado a un váter.
IRENE: ¡Suficiente! No necesito mas información.
CARMEN: Perdona, señora inspectora, pero ¿No va a preguntar nuestras coartadas? También podemos ser sospechosos de haber cometido el crim...
IRENE: Ya, ya, ya... no me cuentes milongas. Os llevo vigilando toda la noche; sé perfectamente todo lo que habéis hecho y dejado de hacer.
(Irene se dirige a los presentes)
IRENE: Estad seguros de que no voy a descansar hasta dar con el asesino de este pobre hombre. Vivo o muerto.
(Se cierra el telón sin verse el traslado del cadáver)
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