sábado, 7 de enero de 2012

"Maiestas domini" de San Clemente de Taüll


Hoy, en la sección de Historia del Arte, vamos a hablar sobre una pintura al fresco realizada sobre el muro, concretamente en el ábside central de la iglesia románica de San Clemente de Tahull, en el valle del Bohí (Lérida).
 
La escena representada, de claro contenido religioso, aparece claramente diferencia en dos partes que se corresponden con dos elementos arquitectónicos. Así sobre el cascarón del cuarto de esfera se representa el tema principal consistente en la visión apocalíptica de Cristo conocida como pantocrátor flanqueado por dos ángeles mientras a sus pies aparecen dentro de medallones el tetramorfos o representación de los cuatro
evangelistas. El Tetramorfo se remonta al Antiguo Testamento, el profeta Ezequiel describió en una de sus visiones a cuatro criaturas que se corresponden con este símbolo; y asimismo una visión similar aparece en el Apocalipsis de san Juan, en el cual se describe a cuatro ángeles zoomorfos junto a Cristo.
En la franja inferior se hallan representadas seis figuras separadas en dos grupos de tres por el arco que permite la iluminación interior del ábside. A nuestra izquierda se encuentran Santo Tomás, San Bartolomé y la Virgen. A la derecha figuran San Juan, Santiago y San Felipe, cuya representación está prácticamente perdida. Sus nombres aparecen indicados en la banda que separa esta zona de la superior. Todas las figuras se sitúan bajo arcos rebajados sostenidos por columnas con capiteles con decoración vegetal. María porta un cáliz, mientras los apóstoles llevan libros que muestran al espectador.
 
Como hemos mencionado el tema principal lo constituye el Pantocrátor, siendo de un tamaño considerablemente mayor al resto de las figuras representadas. Aparece representado Cristo sentado dentro de la mandorla o almendra mística o representacióndel universo. Coronado por un nimbo cruciforme y vestido con una túnica gris y un manto azul, adopta la actitud de bendecir con la mano derecha mientras en la izquierda sostiene un libro en el que se puede leer la frase "Ego sum lux mundi" ("Yo soy la luz del mundo"). A ambos lados, dentro de la mandorla aparecen la primera y última letra del alfabeto griego, alfa y omega, en una nueva alusión a que Cristo es principio y fin de todas las cosas. Bajos los pies de Cristo, dentro de medallones como ya hemos mencionado aparecen el tetramorfos (el águila de San Juan, el león de San Marcos, el toro de San Lucas y el ángel de San Mateo). En el muro la Virgen sostiene un cáliz del que se observa que salen rayos y que simboliza la sangre derramada por Cristo.Respeto a la técnica pictórica domina en toda la composición el dibujo a base de líneas gruesas que definen las diferentes formas mientras que los colores se aplican planos, sin gradación de manera que para las sombras se aplican líneas paralelas de un color más oscuro. Igualmente toda la pintura carece de perspectiva de manera que el fondo sobre el que se sitúa Cristo aparece dividido en tres franjas horizontales negro, amarillo y azul representando el firmamento, la tierra y el mar. Los rostros son inexpresivos de grandes ojos almendrados y en un intento de darles volumen, el pintor le ha aplicado unos círculos rojos en las mejillas.

En general las figuras aparecen contorneadas por líneas negras, a modo de siluetas dibujadas. Los trazos son bastante marcados y los colores están bien definidos. En toda la composición es evidente un interés por la simetría, establecida a partir del eje vertical de la bóveda y del arco del ábside. Además, tanto en el Pantocrátor como en las figuras del registro inferior se observa clara frontalidad en las representaciones, que no existe en cambio en los ángeles y símbolos del Tetramorfos. El hieratismo es, sin embargo, rasgo común a todas estas obras, que se caracterizan también por presentar una representación plana, con ausencia total de perspectiva.Domina todo el conjunto la grandiosidad intemporal y hay una clara simbología en la distribución de los temas de manera que la bóveda representa el universo en el que reina Cristo (el pantocrátor) mientras que los apóstoles y la Virgen simbolizan la Iglesia mientras que el nexo de unión entre ambos serían los evangelios donde quedaconstancia escrita de la labor redentora de Cristo.
 
Hay que ver por lo tanto en esta obra no un mero interés decorativo sino una clara intencionalidad didáctica y aleccionadora sobre los fieles.La simbología del ábside de Tahull es bien evidente. Constituye una representación gráfica de un pasaje del Apocalipsis de San Juan, en el que describe la visión de Cristo entronizado rodeado por el Tetramorfos, que acabará simbolizando la obra de los cuatro evangelistas. Así pues, nos encontramos ante un tema de hondas raíces en la iconografía cristiana: la Maiestas Domini o Cristo en Majestad, que representa a Jesús todopoderoso en actitud de bendecir al mundo (que se halla a sus pies) pero cuyo rostro (serio y sereno al mismo tiempo) denota también la concepción de Dios-juez de las obras humanas. Como las letras griegas acreditan, él es principio y fin de todas las cosas; la luz del mundo, en definitiva, según reza la frase en latín. Debe, por tanto, el hombre seguir este mensaje divino, que le garantiza su salvación eterna.Por otra parte, la disposición del conjunto pictórico en dos franjas horizontales viene a simbolizar la presencia de dos ámbitos paralelos: en el superior se representa el Cielo, en torno a Cristo; en el inferior se nos muestra a la Iglesia, mediante las figuras de María y los apóstoles.
 
Hoy día esta pintura se encuentra, como otras que fueron extraídas para su mejor
conservación, en el Museo de Arte nacional de Cataluña y se trata de una de las mejores
Obras pictóricas del románico español.

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